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Es asombroso que exista todavía cierto recelo hacia la figura del psicólogo del deporte porque contiene la palabra estigmatizada «psicólogo».
Una gran parte de los deportistas, entrenadores, padres y otras personas relevantes dentro del contexto del deporte no han entendido todavía la diferencia entre la formación específica, el rol y el método de trabajo del psicólogo del deporte con respecto a otros psicólogos que ejercen en otros contextos como, por ejemplo, la Psicología Clínica, la Psicología Escolar o la Psicología del Trabajo.
El psicólogo del deporte (cualificado y bien formado, no cualquier psicólogo que se acerque de manera alegre a este campo) habrá realizado probablemente una formación de base en Psicología (licenciatura o grado) y posteriormente habrá seguido algún Máster de especialización en Psicología del Deporte, Psicología de la Actividad Física o en ambos campos. Habrá realizado entre 100 y 1000 horas de prácticas supervisadas por otros profesionales cualificados y posteriormente irá acumulando experiencia profesional en distintos niveles de rendimiento (generalmente empezando por el deporte infantil).
A la hora de abordar cada caso individual o cada consulta, el psicólogo del deporte tiene muy presente qué características presenta el deporte en general y particularmente aquel en el que es demandado.
Esto supone tener en cuenta conceptos tan simples como que el tiempo es oro tanto para entrenadores como para deportistas, que las expectativas casi siempre son elevadas, que el resultado pasa por mejorar el rendimiento bajo circunstancias adversas, que es necesario ayudar a mejorar pero que no se puede hacer a cualquier coste, y así un largo etcétera de condiciones.
Por tanto, acudir a la consulta de un buen psicólogo del deporte no es como ser atendido por un psicólogo cualquiera, sino por alguien que sabe donde pisa. Por eso no es casualidad que los profesionales formados en este campo sean demandados también en el ámbito de la empresa u otros campos relacionados con el rendimiento.
Es posible que la palabra «psicólogo» se haya contaminado de imágenes, con ayuda del cine y de la ignorancia, que sugieren que se trata de un personaje siniestro, calculador, que no cesa de juzgar la conducta ajena y que además tiene una molesta frase para acabar cualquier conversación.
Así no es de extrañar que la gente que ignora lo que verdaderamente puede hacer la Psicología encuentre necesario protegerse del psicólogo como de un nublado.
En un artículo de El Mundo, Rafa Nadal opinó acerca de muchas cuestiones relacionadas con la preparación mental en relación con las competiciones. Cuando fue preguntado directamente acerca de si pensó en contratar un psicólogo, la respuesta fue: «No lo hice jamás y la verdad que no lo pienso hacer. Respeto el trabajo de un psicólogo, evidentemente, pero para jugar al tenis no. Creo que hay cosas mucho más importantes para utilizarlo. Un psicólogo no me va a arreglar si quiero trabajar o quiero seguir teniendo la ilusión de darle para adelante.»

Todos respetamos a Rafa Nadal como el extraordinario jugador de tenis que es, pero desafortunadamente todavía nadie le ha explicado a qué se dedican los excelentes psicólogos del deporte que hay en su isla, en el resto de España y en otros países.

Seguramente no habrá ayudado mucho el hecho de que mucha gente hable de la ayuda psicológica que ha recibido Novak Djokovic y que le ha ayudado a ser el número uno, cuando el supuesto psicólogo (Igor Četojević) es en realidad médico y acupuntor, y se atribuye el éxito del jugador en su propia página web. Un psicólogo del deporte serio seguramente no pretendería destacar mucho en la foto. Como ejemplo de intervención discreta sería mejor la de nuestra colega Tita Lozano:[/col]

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Tennis-brain

Beware of the psychologist

It is amazing how can still exist some suspicion about the sport psychologist role just because the word “psychologist” is part of it.
A big part of athletes, coaches, parents and other relevant people in the context of sports did not still understand de difference between the specific training, the role and working methods of sport psychologist in comparison with other psychologists like the clinical, scholar or work psychologists.
The sport psychologist (trained and qualified, not any psychologist who starts gaily in this field) should probably follow a basic education program in Psychology (degree) and later some masters degree in Sport Psychology, Psychology of Physical Activity, or both. After 100 to 1000 hours of practice supervised by qualified professionals, he or she will cumulate professional experience in different levels of performance (usually starting by young sports).
When working with each athlete, the sport psychologist has in mind what characteristics are present in sports and specifically in the sport that is working in.

That means having in mind simple concepts as: time is gold for coaches and athletes; the expectancies are almost always high; the results come if the performance is improved under adverse circumstances; the help is necessary but it can not be given at any cost; and a large etcetera.
Thus, dating a good sport psychologist is not like being attended by any psychologist, but by someone who knows how to do the right things.

The increased demand of professionals trained in this field for advising in companies or other performance-related fields is not accidental.
Perhaps the word «psychologist» is infected by images, with help of cinema and ignorance, that suggest a sinister character, pensive, who always judge the others behavior and has a paining phrase for ending any conversation.

So no wonder if the people that ignore what the Psychology really can do tend to protect themselves from the psychologist as from storms.

In El Mundo journal, Rafa Nadal gave his opinion about many issues related with the mental training for competition. When asked for the possibility of contracting a psychologist, the answer was: «I never did it and, the true, I’m never going to do it. A psychologist is not going to fix how I want to work or how I want to maintain the illusion to keep going».
We all respect Rafa Nadal as a extraordinary tennis player but unfortunately nobody explained him what are doing the excellent sport psychologists at his island, the rest of Spain and other countries.

The fact that many people talk about the psychological help received by Novak Djokovic, which helped him to be number one, did not probably help so much. Especially when the supposed psychologist (Igor Četojević) is really Medical Doctor and acupuncturist, and attributes himself the player’s success in his own website. The serious sport psychologists do not try to be distinguished in the picture. The case of our colleague Tita Lozano is a better example of a discreet counseling:

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