El fútbol como herramienta educativa permite que los niños y adolescentes más rebeldes, impulsivos y con mayores dificultades para seguir las normas, tengan la oportunidad de desarrollar autocontrol, tolerancia a la frustración y no actuar impulsivamente, acatando las reglas y respetando al entrenador, a los compañeros, los rivales y los árbitros, aunque no se esté de acuerdo con ellos o con sus decisiones, aprendiendo a competir limpiamente y aceptar las victorias y las derrotas, los aciertos y los errores como parte del proceso formativo como deportista y como persona. Además, el cumplimiento estricto de un horario de entrenamiento y de los compromisos deportivos, les ayuda a planificar su tiempo de forma adecuada y a ser disciplinados.
La práctica deportiva facilita que el cerebro esté más activo, ayudando a desarrollar la capacidad atencional y de concentración, ya que durante los entrenamientos los futbolistas escuchan y asimilan la información que les da el entrenador, se centran en los movimientos y gestos técnicos que deben hacer, están pendientes de sus compañeros etc, la adquisición y la práctica de estas habilidades en el terreno deportivo repercuten de manera indirecta, en la mejora del rendimiento escolar, fomentando su responsabilidad y enseñándoles a ser perseverantes y mejorar a partir de los propios errores, de esta forma los jóvenes perciben que controlan su evolución como personas, fortaleciéndose su autoconfianza, autoconcepto y autoestima, piezas fundamentales para un buen desarrollo psicológico.
Los niños y adolescentes más tímidos o introvertidos, que tienen problemas en la escuela para relacionarse con sus compañeros, pueden encontrar en el fútbol la oportunidad de superar su timidez, al tener que relacionarse y adaptarse a un grupo de personas diferentes, que trabajan en equipo, pensando en los intereses colectivos y sacrificando muchas veces sus propios objetivos por los del grupo, aprendiendo a ser tolerantes con las debilidades y errores de sus compañeros, asumiendo que cada deportista tiene unas cualidades y que uno debe intentar dar lo mejor sin compararse con los demás y aceptando los propios límites.
En definitiva, podemos concluir, que estudiar y hacer deporte es la mejor combinación para llegar a ser una persona preparada para la vida. Para un deportista joven no es fácil compaginar el deporte y los estudios, para conseguirlo es necesario ayudarle a que planifique bien su tiempo, desde el inicio del curso, tiene que tener en cuenta que debe destinar un tiempo diario suficiente para estudiar y organizarse bien para rendir adecuadamente, renunciando, en parte, a otras actividades como ver la tele, utilizar el ordenador etc. para poder llevar sus estudios al día, sin tener que faltar a los entrenamientos o los partidos en los periodos de exámenes.
Además de realizar una buena planificación de actividades, muchos jóvenes necesitan perfeccionar su técnica de estudio para poder sacar el máximo provecho del tiempo dedicado a sus tareas académicas, ya que muchas veces ésta es la causa del fracaso escolar, resultando perjudicial, obligar al niño u adolescente a dejar el fútbol, lo que no soluciona el problema, ya que ese tiempo terminan dedicándolo a otras actividades improductivas y ajenas al estudio, que por supuesto no le proporcionan los beneficios de la práctica deportiva.
Artículo publicado en la revista de fútbol base El Don del Gol