¿Adicción al ejercicio?
Lo siento pero puedes ponerte unas zapatillas de deporte y no vas a correr el riesgo de ser adicto. Es una actividad segura.
Hay un interés permanente en encasillar las conductas de otras personas con términos clínicos. Es fácil encontrar al entrenador que dice «algunos de mis deportistas son casos de estudio». Incluso cada cierto tiempo hay algún deportista que pregunta eso de «¿crees que estoy loco?».
Es mucho más fácil poner una etiqueta que defina a un deportista como «pirado», débil, cobarde, ansioso, neurótico, falto de motivación, obsesionado, o cualquier otra, que intentar comprender la complejidad que explicaría sus conductas.
Desde la ciencia psicológica se habla de que cuando las dimensiones van entre dos polos se describen como un continuo. No obstante, tendemos a analizar a las personas como blanco o negro, no con toda la paleta de colores.
Desde hace unos años hay personas jugando a la psiquiatría con el exceso de ejercicio, con el exceso de gimnasio, o con el exceso de correr, por citar ejemplos. Se han creado etiquetas como «adicción a correr» o «vigorexia», con el ánimo de detectar el conjunto de conductas patológicas que componen el diagnóstico.
Efectivamente, sólo es necesario observar un poco para entender que cada persona que se vuelca de una manera excesiva en la práctica del ejercicio, o del deporte, deja de lado otras facetas de su vida. O las evita voluntariamente. Asignarle una etiqueta, por tanto, nos ofrece la comodidad de ponerle un sello en la frente pero no nos permite pensar por qué lo está haciendo. No nos dice nada de las razones por las que decide que invertir un tiempo excesivo en el ejercicio le resulta subjetivamente razonable.
¿Cuánto ejercicio es razonable?, ¿cuál es el punto de corte?, ¿es fisiológico o psicológico?
Quizá convendría respetar un poco las decisiones personales, las evaluaciones de costes y beneficios que pueda hacer cada persona, las expectativas que quiera tener y los sueños, razonables o no, que le muevan a usar su energía como desee.
En mi experiencia como psicólogo he conocido a muchas personas que podrían haber sido etiquetados como adictos a ejercer como entrenadores, psicólogos, médicos, padres, deportistas, árbitros, políticos, empresarios, periodistas, estudiantes, hooligans, esclavos de la moda, programadores informáticos, etc. Pero, por lo general, no se usan etiquetas como «adicto a ser médico», ni «adicto a ser padre».
En el siguiente enlace se publica una entrevista en la revista cmdsport RUNNING en la que comentamos estas cuestiones referidas a los corredores de resistencia.